De pequeña he crecido con alguna labor siempre entre las manos.
Mis primeros recuerdos de mi madre y de mí compartiendo algo, están asociados directamente a las manualidades y en concreto a las labores.
De hecho uno de mis primeros recuerdos de la infancia me lleva al cuarto de estar de mi casa, justo donde está ahora (esto lo comento porque en la casa de mis padres todos los cuartos han cambiado un montón de veces)y a mi madre repartiéndonos revistas y tijeras para recortar lo que ella nos fuera pidiendo.¡ Que tiempos!
Luego vino intentar imitarla haciendo punto y asi nos encontrabamos con una labor que al empezar tenía 20 puntos y al terminar 230 y mil boquetes. ¡ JE,JE, JE!
Me pasé al punto de cruz porque era mas fácil...pero el gusanillo esta ahí, el año pasado me apunté a clases en La Cátedra, un centro de mujeres muy divertido , de aqui de La Línea pero, me quedé embarazada y me entró pereza, la verdad es que me da pena porque recientemente he leido un artículo en una revista que contaba que se ha puesto de moda quedar en cafeterias una o dos veces a la semana para tejer y la verdad es que encuentro que es una manera muy acertada de engancharte y motivarte para terminar un proyecto y empezar otro, y esto es justamente lo que hacían el grupo de mujeres de La Cátedra.
Así que, este año ni corta ni perezosa, le he propuesto a Maria, mi hermana, los " miercoles marujiles", que consisten como podeis imaginar en lo que ya os he contado. Nos reunimos en su casa con Antonia que es la compañera de piso de este año y estoy intentando convencer a Carmen para que se una a nosotras al menos cuando a Paco le coincidan los turnos y se pueda escapar ella.
Ahora mismo estamos liadas con manualidades navideñas, las postales de felicitación han tomado el relevo al punto...pero no por mucho tiempo. Prometo fotos de la próxima reúnión.
La fotillo es anecdótica. Este domingo en el campo y con mi hija Candela...¿seguirá la tradición?
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